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Exposición

Exposición: En el refugio de la danza

  • Evento

Cuándo y dónde

Desde: 05/11/2024 Hasta: 28/11/2024

Lugar

Sala Txillardegi - Centro Carlos Santamaría
Plaza de Elhuyar 2. -20018- Donostia / San Sebastián (Gipuzkoa)

Foto: Kresala Dantza Taldea

Descripción

La sala Txillardegi del Centro Carlos Santamaría de la Universidad del País Vasco, en Donostia / San Sebastián, acoge la muestra fotográfica ‘En el refugio de la danza’, en la que ha participado una treintena de bailarines de Kresala que también son estudiantes de la Universidad del País Vasco. La muestra recoge 40 imágenes sobre soporte de aluminio y una video instalación realizada a doc. La exposición está organizada por la compañía Kresala y ha contado con la ayuda del Ayuntamiento de Donostia / San Sebastián, Diputación Foral de Gipuzkoa y Gobierno Vasco. El comisariado de la exposición ha corrido a cargo de Claudia Erentxun y Faustino Aranzabal. Asi mismo, los autores de las fotografías expuestas son Juan Carlos Ruiz, Iosu Otaegi, Iker Azurmendi, José Usoz y Mikel Zubillaga. El autor del video a su vez es Santi Quartango La muestra estará abierta al público del 5 al 28 de noviembre, en horario de 08:30 a 20.30 de lunes a viernes. La entrada es libre.

Faustino Aranzabal, director artístico de Kresala Dantza Taldea, presenta la muestra:

“Es una exposición de imágenes de danza vasca que conjuga una visión renovada, como un reencuentro de las artes visuales, plásticas, escénicas y coreográficas. Una muestra que presenta el acercamiento a una iconografía y poética del lenguaje de la danza, convertido en fugaz auto sabotaje de carácter introspectivo. Metáforas mestizas, fragmentadas e incompletas, muy cerca de lo que escribiera el semiólogo Roland Barthes en torno a la inquietante naturaleza de la fotografía cuando dijo que: «Llegado el momento es el instinto el que tiene que matar al saber».

El desarrollo en los modelos de la danza tradicional -entendidos como una evolución de su lenguaje formal-, nos lleva a transgredir lo ya sabido, estableciendo el corpus de un canon ético, estético y reflexivo -si es que todo va bien y en el mejor de los casos- reconocido con posterioridad. Esta transformación muta y evoluciona continuamente como un ser vivo que conecta en código del individuo del yo al colectivo del nosotros. Se trata de comunicar con alguien para comunicar qué. El tiempo en danza enmascara los sentidos y, la acrítica voluntad de permanencia y pleitesía en él, enumera y exagera los episodios de ésta.

Sobre esta carrera de fondo, se trabaja a contracorriente en un momento social y cultural repleto de actitudes estereotipadas -acompañadas por efímeras leyes de mercado- que van desde el tópico costumbrismo a la habitual moda comercial, ambas, profundamente interiorizadas en el imaginario colectivo, consecuencia de arrastrar una serie de secuelas y complejos que afloran en toda sociedad postmoderna algo tardía. Hay que entender que el acierto-error en la utilización de la danza como herramienta cultural, depende más de las limitaciones propias de quien la maneje que de la riqueza del propio lenguaje en sí. La danza tradicional vasca es una fuente inagotable para quien sepa extraer agua de él.

El trabajo que mostramos en esta exposición, trata de conectar con la emoción y la razón, a través de unos iconos que puedan transformarse en pulsión anímica con la complicidad fotográfica como único acompañante. Un extraño refugio procedente de la noche, en el que la “danza” crea un silencio pensado. Es el arte del tiempo que se esfuerza por hacerse visible y anclarse en la memoria a través de los gestos. Toda danza es una puerta abierta que nos lleva en continuo vértigo a otra; decidir atravesarla o no, depende en gran medida de la curiosa necesidad de quien desee preguntar, dudar o buscar, para en definitiva aprender a vivir y metabolizar con el miedo a lo no conocido, o a lo que en definitiva esté por venir”.