La profesora Maite Maguregui colabora en el análisis de las pinturas del Aula Magna de la Universidad de Oslo, que pintó en 1916 Edvard Munch, el creador de la emblemática obra ‘El grito’
¿Cómo se conserva un cuadro famoso sin tocarlo?
- Investigación
Fecha de primera publicación: 08/02/2022
Entre 1909 y 1916, el pintor de la emblemática obra ‘El grito’, Edvard Munch, realizó por encargo 11 pinturas murales monumentales de gran tamaño (de entre los 4 y 11 metros) para el Aula Magna de la Universidad de Oslo. La profesora de la Facultad de Farmacia de la UPV/EHU Maite Maguregui forma parte del grupo que analiza la técnica utilizada por el pintor noruego.
La profesora noruega Tine Frøysaker perteneciente al Departamento de Arqueología, Conservación e Historia (IAKH) de la Universidad de Oslo (UiO) ha contado con la colaboración de la profesora titular de Química Analítica de la UPV/EHU y miembro del grupo de investigación IBeA Maite Maguregui para el análisis de estas pinturas monumentales, con del uso de metodologías que permiten conocer la técnica pictórica de Edvard Munch y el estado de conservación de los murales. En dicho estudio, también ha participado el doctor Francesco Caruso del Instituto Suizo de Estudios de Arte (SIK-ISEA) de Zúrich.
En concreto, el proyecto MAP (The Munch Aula Paintings Project) busca conocer la gran variedad de materiales empleados por Edvard Munch en dichas pinturas, monitorizar su estado de conservación y llevar a cabo su limpieza como medida de conservación preventiva. “El problema actual al que se enfrentan es la disposición continua de material particulado en suspensión (polvo y otras partículas) que accede desde el exterior, lo que muestra el problema de la contaminación urbana que también afecta a ciudades como Oslo, aunque las obras de arte no estén directamente expuestas a esa contaminación por no estar ubicadas en el exterior”, señala la investigadora Maite Maguregui.
De momento, han tenido que analizar las obras, siempre evitando generar cualquier tipo de daño durante el estudio. “Siempre estamos muy limitados por el muestreo, muchas veces el muestreo incluso está prohibido”, explica Maguregui. Por esa razón, cada vez resulta más interesante encontrar métodos de análisis in situ que no afecte a la obra, problemas que puede plantear el muestreo, por ejemplo.
En este sentido es clave el papel de la profesora Maguregui, ya que está especializada en el desarrollo de metodologías de análisis basadas en el uso de técnicas portátiles y de laboratorio no invasivas. En concreto, en las obras de Munch, se ha utilizado un instrumento portátil basado en espectroscopia Raman. “La técnica permite analizar una superficie pictórica colocando una sonda en contacto con la superficie a analizar, no siendo necesario realizar una toma de muestra. En caso de que el muestreo se permita, las muestras que nosotros tomamos en una pintura son micrométricas y las magnificamos bajo el microscopio”.
En este momento, el grupo de investigación al que pertenece Maguregui se centra en obtener los primeros resultados e interpretaciones, para, en un futuro cercano, poder desarrollar nuevos materiales sostenibles que permitan la conservación de estas obras y otras superficies decoradas.
Sobre el proyecto en el Aula Magna de la Universidad de Oslo
El proyecto de análisis y conservación de las pinturas monumentales del Aula Magna, llamado ‘Munch Aula Painting Project', comenzó en 2005, con el objetivo de averiguar la técnica pictórica de Edvard Munch, considerada de gran complejidad. En 2009 se llevó a cabo la primera restauración de los cuadros, que fueron retirados del espacio hasta que en 2011 fueron recolocados. Las mediciones han arrojado la acumulación de material particulado que desde 2011 ha vuelto a aparecer en las obras pictóricas.
La serie de 11 obras de Edvard Munch es el resultado de un encargo que la Universidad de Oslo le hizo al pintor en 1916, después de no haber ganado la convocatoria para las pinturas monumentales en la que competía contra el muralista Emmanuel Vigeland. El Aula es un espacio que se usa como Paraninfo de la Universidad de Oslo y en el que se han entregado los Premios Nobel desde 1947 hasta 1989.
La presencia de la investigadora en Oslo también le ha permitido colaborar en el estudio de esculturas medievales en madera decorada pertenecientes al Museo de Historia Cultural (KHM) de la Universidad de Oslo.