Acto Inaugural de los XL Cursos de Verano
Palacio Miramar
Lehendakari jauna; Eusko Legebiltzarreko presidente andrea; Gipuzkoako diputatu nagusi jauna; Donostiako alkate jauna; Euskal Herriko Unibertsitateko errektore ohi andrea; BBVA Fundazioko zuzendari jauna; sailburu jauna eta sailburu andrea; Uda Ikastaroen zuzendari andrea; doctora Laura Rojas-Marcos; herri agintariok; jaun-andreok.
Ezer baino lehen, gure uda ikastaroei babesa ematen diezuen erakunde publiko guztiei Euskal Herriko Unibertsitatearen esker ona adierazi nahi diet: Donostiako Udala, Gipuzkoako Foru Aldundia eta Eusko Jaurlaritzari. Eskerrik asko, beraz, lehendakari jauna; diputatu nagusi jauna eta alkate jauna, emandako laguntzagatik.
Quiero agradecer y reconocer, del mismo modo, el apoyo de las entidades privadas que respaldan nuestros Cursos de Verano, en especial a la Fundación BBVA, aliado estratégico en este viaje académico que mantenemos desde hace décadas. La Fundación BBVA es una pieza fundamental de este engranaje. Y, por supuesto, extendemos ese reconocimiento y esa gratitud a todas las asociaciones, corporaciones y empresas que también colaboran en la organización de distintos cursos, seminarios y congresos.
En esa ocasión agradezco también la presencia de Laura Rojas-Marcos. Vivimos tiempos de cambio, de enormes cambios colectivos, y eso tiene una traslación en la vida concretas de los seres humanos. La conferencia que hoy nos ha ofrecido tiene un enorme atractivo y abre numerosas vertientes de reflexión.
Ezagutza zabaltzea (Eman Ta Zabal Zazu) unibertsitatearen eginkizun nagusienetako bat da. Eta gure udako ikastaroek premia horri erantzuten diote. Udan, jarduera akademikoak forma desberdinak hartzen ditu: esate baterako, gaur egungo egoera politiko, ekonomiko eta sozialari askoz ere lotuago dago. Horrek aukera ematen digu aktualitatea berrikusteko, baina ez politikaren edo kazetaritzaren ikuspegitik, ikuspegi akademikotik baizik. Eta ikuspegi akademiko horrek denbora eta zorroztasuna eskatzen ditu.
Ideia horrekin bat egin nahi nuke. Askotan, ezagutzaren eta informazioaren arteko dialektika azpimarratzen da. Informazioz betetako unibertso batean bizi gara. Ausartuko nintzateke esatera, ordea, gehiegizko informazio horrek kalte egiten diola benetako ezagutzari.
Etengabeko informazio-zurrunbilo horren aurrean, gizarteari dagokio (eta, bereziki, unibertsitateari dagokio) filtroak ezartzea, informazio ur-jauzi baten erdian zentzuzko ezagutza desager ez dadin.
En efecto, ante esa avalancha diaria de información se impone una conciencia crítica a la hora de recibir (e interpretar) esos mensajes.
Las nuevas tecnologías han generado una verdadera réplica de la realidad física en el universo digital, muy especialmente a través de las redes sociales, convertidas en un vertiginoso espacio de debate. Ese nuevo universo virtual, que tiene tantas vertientes positivas, también genera, en ocasiones, espacios de autoafirmación y excluye espacios de contraste.
En mi opinión, las redes sociales han desencadenado un proceso de polarización política, y a veces incluso moral. Si las redes sociales replican la realidad social, ofrecen también una ola de retorno: la polarización virtual se convierte en polarización social. Ese es un proceso muy preocupante frente al que la sociedad debe reaccionar, porque está en juego la cultura democrática y, quién sabe, incluso la democracia misma. En esa reacción, en esa contestación, no tengo la más mínima duda, la universidad debe asumir una posición de liderazgo.
Frente al estímulo constante, al pensamiento convulso, al juicio sumario, al anatema; la universidad debe ofrecer, debe seguir ofreciendo, reflexión, ponderación, conocimiento, examen reposado y cabal de los conflictos.
Pero apostar por la reflexión frente al impacto fulminante supone partir en una situación de desventaja. “Los titulares” (y con ellos no aludo en exclusiva a los titulares informativos, sino a todas las llamadas de atención que recibimos en el tejido social) son cada vez más sensibles a lo extravagante. Una inconveniencia, una salida de tono, una perfecta ordinariez en el atril de un parlamento alcanza con más facilidad los medios de comunicación que una reflexión compleja y ponderada.
Como dije en una ocasión, la academia, la universidad, no proporciona grandes titulares: pero sí proporciona muchos matices. Es necesario que el rigor académico desactive la producción desaforada de productos que polarizan el debate, impiden el contraste fundamentado de ideas y, a medio plazo, genera rupturas en la convivencia.
El símbolo perfecto de esa problemática son las fake news. “Paparruchas o bulos”, en castellano “albiste faltsuak”, “esamesak” o “asmakeriak”, en euskera. Sea cuál sea su denominación preferida me gustaría aludir a esas asmakeriak no desde la comodidad de la acusación sino también desde la autocrítica: de alguna forma, nos hemos contagiado de ese nuevo estado mental. Así, nos especializamos en detectar los bulos que agreden, con la tosquedad con que lo hacen, nuestras ideas o nuestro sistema de valores, pero acaso no somos tan sensibles cuando nuestro modo de argumentar recurre a simplificaciones parecidas.
Vivimos en un contexto discursivo, argumental, cada vez más convulso, de digestión rápida. Las leyes de la propaganda de Goebbels germinan con especial facilidad en la tierra abonada de las redes sociales: simplificación en el retrato del adversario, vulgarización propagandística, repetición constante de frases hechas, prejuicios y estereotipos…
Creo que si se habla, en términos de alimentación, de slow food y fast food, podemos perfectamente trasladar esa dialéctica al mundo del conocimiento y hablar de fast news y slow news.
Fast news, en efecto: diría que el sesgo de confirmación y la necesidad de información inmediata conforman una combinación explosiva.
¿Qué resortes podemos y debemos interponer ante esa situación tan peligrosa y, por cierto, en términos intelectuales, tan humillante? Bueno, yo creo que la respuesta es sencilla: universidad.
Una universidad crítica, sensible a los cambios sociales pero rigurosa en el análisis. Una universidad que no caiga en el descrédito de dejarse llevar por mareas de pensamiento leve, gestado a través de remolinos de mensajes de unos pocos caracteres.
Será mejor nuestra preparación si nos informamos a fuego lento. Si cuando leemos titulares, mensajes breves y contundentes, los aliñamos con racionalidad, reflexión y contraste crítico.
Es nuestra obligación, como académicas y académicos, resistirnos a la vulgarización del pensamiento. Y es también nuestra obligación transmitir esa ética de la resistencia a las nuevas generaciones. Luchar contra los argumentos rápidos y estereotipados, que ponen alfombra roja a los prejuicios y alzan vallas ante el pensamiento crítico. Estos son objetivos y valores que animan nuestro Plan Estratégico y esta es la filosofía que inspira, también a los Cursos de Verano de nuestra universidad.
Nire ustez, gauden testuinguru mediatiko horretan, unibertsitatean sortutako ezagutzaren eta, unibertsitatetik (irakaskuntzaren, transferentziaren eta dibulgazioaren bidez) hedatutako ezagutzaren balio handiaz gehiago jabetzeko badugu aukera.
Eta zeregin horretan, ezbairik gabe, udako ikastaroen ekarpena are baliotsuagoa da. Gure ikastaroetan aztergai asko gaurkotasun hurbilenera mugatzen direlako. Eta, baita ere, zehaztasun akademikotik eta ez beste euskarri batzuetan hain ohikoa den sinplifikaziotik lantzeko aukera ematen digutelako.
Beraz, amaitzeko, nabarmendu nahi dut ziur nagoela Uda Ikastaroen edizio berri hau guztiz emankorra izango dela denontzat. Eskerrik asko.